Colombia.- El General Óscar Naranjo, ex director de la Policía colombiana y asesor de Enrique Peña Nieto, afirmó el viernes que entre sus recomendaciones al futuro Mandatario están la creación de grupos para combatir a bandas de narcotraficantes.
Es recomendable, agregó, fijar una meta de reducir la violencia en los primeros 100 días de la Presidencia, una reducción que se logra focalizándose o concentrando los esfuerzos en las regiones de mayor conflictividad.
Los grupos para el combate a bandas de narcotraficantes pueden estar integrados por unidades del Ejército, la Armada, cuerpos policiales, que sirvan para buscar y dar con objetivos de alto valor o los narcotraficantes más buscados, destacó Naranjo, asesor externo de Peña Nieto en temas de seguridad y combate al crimen organizado.
Aquellas unidades que tengan mayor información y trabajo hecho en la búsqueda de líderes del crimen organizado, reciben todo el apoyo en materia de equipos e inteligencia, dijo Naranjo, quien el 12 de junio se retiró tras cinco años en la dirección de la Policía Nacional colombiana.
Además de dar con esos narcotraficantes, el General cree que una forma de reducir la violencia es también combatiendo a las bandas de sicarios, que son en parte responsables de la lucha territorial por la distribución y venta de drogas.
"Lo que he hecho es un llamado para que se establezcan estrategias diferenciales. Luchar contra el narcotráfico en México tiene que significar disminuir los niveles de violencia", indicó.
"Está bien perseguir a los narcotraficantes para capturarlos. Pero no está bien no tener grupos élites persiguiendo a los homicidas para someterlos a ley, escuadrones de sicarios que llamamos (en Colombia) las 'oficinas de cobro'. A esos grupos sicariales hay que darles también la importancia para controlar los niveles de violencia."
Tal estrategia ha servido a la Policía colombiana durante la gestión de Naranjo. Con ella debilitó fuertemente y consiguió capturas a la "oficina" más sanguinaria de Medellín, creada en la época del narcotraficante Pablo Escobar, abatido por la Policía en diciembre de 1993.
El uso de la fuerza militar, como el Ejército, en este tipo de combates, como cuando el Gobierno mexicano envió a al menos 10 mil uniformados a Ciudad Juárez a fines del año pasado, es poco recomendable, en su experiencia, porque el poder de fuego causa muertes entre civiles y no intimida a los criminales.
Asimismo, esas fuerzas militares pueden ser más efectivas en tareas como cerrar corredores de paso de drogas, en intercepción marítima o aérea de cargamento de narcóticos, entre otras, aseguró.
La Policía de seguridad, según ha recomendado, debe estar basada en cuatro principios básicos: que sea una política de Estado y no de un Gobierno, que atienda a las víctimas de la violencia, que además esté basada en cuerpos de seguridad con integridad o que no sean corruptos, y con una visión regional y no meramente local.
"En los primeros 100 días (del nuevo Gobierno) hay que fijar una meta de reducción de violencia. Puede salir mal. Puede salir bien, pero hay que jugársela", aseguró. "Es posible decirle a los mexicanos 'mire que en 100 días queremos la mitad de la violencia que tenemos'".
Al ver el mapa, dijo Naranjo, de los puntos de mayor violencia en México se percibe que están concentrados en pocos puntos.
"(Se consigue reducir homicidios y secuestros) focalizándose, porque es que está muy concentrada. Si miras ese mapa de violencia allá (en México) son seis sitios. Es imposible que en seis ciudades tú no puedas tener unos controles", destacó.
En una entrevista el viernes con la radio colombiana Caracol, Peña Nieto defendió la asesoría del oficial colombiano, un tema que ha sido criticado por sus rivales políticos.
"He invitado el General Naranjo, quien amablemente aceptó ser parte de la asesoría y consultoría", dijo Peña Nieto, "porque no podemos escatimar esfuerzos. Tenemos que poner un alto y empezar el descenso de esta ola de criminalidad que tenemos".
Peña Nieto ha reiterado que seguirá con la lucha del Presidente Felipe Calderón contra los cárteles y ha dicho ante audiencias mexicanas y extranjeras, particularmente senadores y congresistas estadounidenses preocupados, que un nuevo enfoque en esa lucha no significa acuerdos secretos con los grupos criminales a cambio de reducir la violencia que ha matado a más de 47 mil 500 personas desde finales de 2006.
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